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Rommel y el origen del Afrika Korps

https://global-strategy.org/afrika-korps/ Rommel y el origen del Afrika Korps 2020-09-15 11:33:15 Carlos Javier Frías Sánchez Blog post Estudios de la Guerra Segunda Guerra Mundial

Para los alemanes, a diferencia de los Balcanes, la debacle italiana en Libia no era un asunto prioritario. La colonia italiana de Cirenaica tenía, en principio, muy poco valor estratégico para Alemania: el teatro Mediterráneo estaba muy lejos de los intereses vitales de Hitler, que cada vez miraba más hacia el Este, al tiempo que el Reino Unido, desde la derrota de Francia, era poco más que una molestia. Sin embargo, la ocupación británica de Libia sí podía suponerle problemas a largo plazo para Alemania: si los británicos ocupaban toda Libia, entrarían en contacto con las colonias francesas en el Magreb (Túnez, Argelia y Marruecos) y al Sur del Sáhara (Chad), donde la autoridad del gobierno títere de Vichy nunca estuvo muy asentada. De hecho, desde el otoño de 1940, operaba en Libia el ‘destacamento especial Dora’ (Sonderabteilung Dora), un elemento de contrainteligencia alemán dedicado a vigilar la actividad del espionaje británico en las colonias francesas del Norte de África. El enorme incremento de la influencia británica sobre las colonias francesas que implicaría la ocupación británica de Libia, pondría en graves aprietos al gobierno francés del mariscal Pétain, creando una situación de inestabilidad en la Francia continental. Esta inestabilidad podría afectar al esfuerzo de guerra alemán durante la inminente campaña contra la Unión Soviética (Alemania había obligado a la industria francesa a contribuir a su esfuerzo de guerra).

Sin embargo, para evitar que los británicos alcanzasen Túnez, bastaba con mantener el control sobre la Tripolitania (la parte occidental de Libia). En consecuencia, el OKW decidió el despliegue en Libia de una pequeña fuerza expedicionaria, denominada incialmente Sperrverband Libyen (“Grupo de Bloqueo Libia”), muy en consonancia con el papel al que se le destinaba. Esta fuerza estaba compuesta inicialmente por dos Batallones de Ametralladoras sobre motocicletas. Por expreso deseo de Hitler, a su frente se destinó al general Rommel, que tantos éxitos había cosechado al frente de la 7ª División Panzer en la campaña de Francia pocos meses atrás. Esta diminuta fuerza expedicionaria se reforzó con el 5º Regimiento Panzer y otras unidades menores. Este conjunto de unidades se reorganizó en una atípica División, que se denominó 5ª División “Ligera” (las Divisiones “Ligeras” eran Divisiones Panzer con un solo Regimiento de Carros, en lugar de dos), al modo de las empleadas en Polonia en 1939, aunque su organización era diferente.

El desarrollo de la campaña en África tuvo mucho que ver con la particular personalidad de Rommel. Como Teniente, su papel había sido clave en la victoria de Caporetto (12ª Batalla del río Isonzo), especialmente en el combate clave del monte Matajur: el Teniente Rommel, inicialmente al mando de una Compañía de Stosstruppen, se había infiltrado profundamente en las defensas italianas, siendo constantemente reforzado conforme iba acumulando éxitos (según la doctrina alemana de la época) hasta mandar tres Compañías de Infantería y una de Ametralladoras. Con esta fuerza tomó el paso de montaña del monte Matajur (punto clave en las líneas de comunicaciones italianas). Tras combatir ininterrumpidamente durante más de 22 horas y pese a recibir órdenes de retirarse (que desobedeció), su pequeña fuerza consiguió la rendición de más de 9.000 soldados italianos (en total, capturó unos 14.000). El Teniente Rommel fue condecorado con la máxima recompensa de la Alemania Imperial, la codiciada Pour le Mérite. Tras la derrota y el armisticio, fue uno de los oficiales seleccionados para permanecer en la Reichswehr. En 1935, el entonces Teniente Coronel Rommel fue designado como instructor militar de las Juventudes Hitlerianas (Hitler Jugend), puesto en el que duró muy poco: a los pocos meses renunció al puesto por sus diferencias con el jefe de esta organización, Baldur von Schirach.

Como se ha citado, Rommel describió su forma de operar en su obra “¡La Infantería al ataque!” (Infanterie greift an!, de 1937). El libro se hizo rápidamente muy popular en Alemania, y las organizaciones paramilitares juveniles lo utilizaron como texto de referencia. Por esta razón, Rommel era una figura muy popular en la Alemania de finales de los años 30. Uno de sus más entusiastas lectores fue Adolf Hitler. Como consecuencia, el canciller reclamó a Rommel para diversos puestos en los que tuvieron un estrecho trato, como el de jefe del Batallón de la Guardia Personal de Hitler – Führer Begleit Bataillon -, alcanzando el de Jefe del Puesto de Mando del canciller durante la invasión de Polonia, como General de División.

Hasta la campaña de Polonia, Rommel no había mostrado ningún interés particular en los carros. Sin embargo, en esa operación, Rommel descubrió las posibilidades de las unidades acorazadas, y, tras ella, solicitó y obtuvo de Hitler el mando de la 7ª División Panzer, con la que consiguió grandes éxitos en Francia en la primavera de 1940… Durante su actuación en esa campaña, Rommel se caracterizó por su agresividad, por su valor personal y su decisión, pero también por repetidos episodios de desobediencia cuando las órdenes recibidas no se ajustaban a su interpretación de la situación táctica, por una confianza excesiva en la capacidad de las Divisiones Panzer de operar aisladas, lejos de las líneas propias, y, en consecuencia, por una cierta despreocupación por la logística. En realidad, su velocidad de movimientos en la retaguardia francesa había creado tal pánico en los defensores, que su consumo de munición había sido mucho menor del calculado, mientras que había sido capaz de abastecerse de combustible en depósitos capturados a los aliados. En Francia, Rommel había superado con creces y sin apreturas la autonomía logística teórica de su División, y de esa experiencia vendría quizá esa despreocupación por los cálculos logísticos ‘ortodoxos’. Obviamente, su competentísimo Estado Mayor en África era sobradamente capaz de proporcionarle una estimación acertada de la situación logística, pero, Rommel, inicialmente, confiaba poco en él: Rommel no tenía experiencia personal del trabajo en un Estado Mayor, la velocidad (y la improvisación) que habían caracterizado la campaña de Francia tampoco habían servido para que valorase en su justa medida la importancia de los trabajos de su Estado Mayor, por lo que, inicialmente, pensaba que no lo necesitaba (de hecho, cuando asumió el mando en Libia no tenía Estado Mayor), y que, cuando el OKW le envió uno, encabezado por el General Gause, creía que Berlín intentaba “controlarle” a través de él.

Pese a sus repetidos casos de desobediencia, sus indiscutibles éxitos en la campaña de Francia le granjearon múltiples condecoraciones y un ascenso, aunque no un nuevo destino: en el seno del Ejército alemán, Rommel tenía merecida fama de ser “excesivamente independiente” para que ningún otro General quisiera tenerlo bajo su mando. Así, en enero de 1941 estaba en su casa en Ulm, esperando un nuevo destino, cuando fue llamado por Hitler para hacerse cargo del contingente alemán destinado a África.

Carlos Javier Frías Sánchez

Carlos Javier Frías Sánchez es General de Brigada y Director de la Escuela de Guerra del Ejército de Tierra español

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