• Buscar

Mersa Matruh

https://global-strategy.org/mersa-matruh/ Mersa Matruh 2021-05-07 12:56:13 Carlos Javier Frías Sánchez Blog post Estudios de la Guerra Segunda Guerra Mundial

Planeamiento

Tras la toma de Tobruk, los alemanes tenían ante sí dos posibilidades: por un lado, podían continuar su ofensiva contra Egipto, con la esperanza de alcanzar el Canal de Suez y asestar un durísimo golpe al esfuerzo bélico británico; por otro, podían concentrarse en la toma de Malta (como estaba previsto en el plan original), para asegurar las líneas de abastecimiento marítimas de las que dependían todas las fuerzas del Eje en África. Ambas opciones tenían ventajas e inconvenientes no despreciables. El mismo 21 de junio, el Mariscal Kesselring, jefe alemán del Teatro de Operaciones del Mediterráneo (y, consecuentemente, jefe de Rommel) voló a Tobruk para conferenciar con Rommel acerca del curso a seguir en las operaciones futuras. Kesselring defendía la necesidad de tomar Malta para asegurar el control del Mediterráneo Central. Con bases de la Luftwaffe y de la flota italiana en Malta, los británicos tendrían gravísimas dificultades para mantener abierta a su tráfico mercante la ruta que unía sus posesiones en Asia con el Reino Unido a través del Mediterráneo.

A efectos prácticos, la solución era casi tan buena como la ocupación del Canal de Suez. Además de ello, el control de Malta permitiría al Eje asegurar la comunicación marítima entre Italia y el Norte de África. En realidad, absolutamente todos los recursos que empleaba el Panzerarmee en el Norte de África procedían de Europa (con la excepción del agua), y, como hemos visto anteriormente, la logística era el verdadero ‘talón de Aquiles’ de las tropas italoalemanas en Libia. Rommel, siendo consciente de esta situación, consideraba que la derrota en Gazala-Tobruk era un contratiempo meramente temporal para los británicos, ya que, a través del Mar Rojo, el 8º Ejército estaba en condiciones de recibir el enorme flujo de recursos de todo tipo proporcionado por los norteamericanos, por lo que la recuperación de su capacidad de combate era cuestión de pocas semanas. Por ello, consideraba que la posibilidad de continuar su ofensiva contra el 8º Ejército mientras estaba debilitado por las pérdidas de los combates anteriores no podía desaprovecharse. La toma de Alejandría y del Canal de Suez implicaría la pérdida de los principales puertos en la zona y la destrucción de las bases logísticas de las tropas terrestres británicas en Egipto, lo que conllevaría la completa derrota del Reino Unido en Oriente Medio.

En la reunión del día 21, cada uno de los interlocutores mantuvo su opinión, y la reunión se cerró sin ningún acuerdo. En realidad, ya antes de reunirse con Kesselring, Rommel había ordenado al Panzerarmee que se dirigiera sin dilación hacia la frontera egipcia. Sin embargo, el avance hacia Egipto requería el máximo apoyo posible de la Luftwaffe (más aún cuando la R.A.F. podría operar muy cerca de sus bases, maximizando el número de salidas diarias por aparato, mientras que los aviones alemanes operarían desde Sicilia y Cirenaica, muy lejos de la zona de combate), y Kesselring no estaba dispuesto a prestar ese apoyo. Rommel, en uno de sus gestos de rebeldía habituales, envió un oficial como representante suyo ante Hitler, al tiempo que radiografiaba un mensaje personal a Mussolini. En ambos casos, los dos dictadores quedaron persuadidos por los argumentos de Rommel, pese al asesoramiento en contra de Kesselring, de los Estados Mayores terrestre y naval italianos y del Estado Mayor de la Kriegsmarine alemana… Así Kesselring y las tropas italianas recibieron la orden de apoyar el avance decidido por Rommel, posponiendo a septiembre la ocupación de Malta.

El avance de los italoalemanes se realizó sin apenas oposición. Rommel esperaba que el 8º Ejército resistiría en la frontera con Egipto, donde el año anterior había construido importantes obras de fortificación y campos de minas. El XIII Cuerpo de Ejército del General Gott recibió la misión de organizar una posición defensiva que retardase el esfuerzo alemán, pero no tenía tiempo de organizar una defensa sólida y, en cualquier caso, carecía de una reserva móvil de carros capaz de evitar un envolvimiento por el flanco del desierto, lo que hacía imposible la defensa de la frontera. En consecuencia, Ritchie, todavía al mando del 8º Ejército, decidió establecer su posición defensiva en Mersa-Matruh, a unos 200 km. de la frontera, donde se encontraba la terminal de la línea de ferrocarril construida por los británicos en los meses previos, que corría paralela a la via Balbia. Al disponer de ferrocarril, el movimiento de minas, armas, municiones y todo tipo de recursos era extraordinariamente rápido, sobre todo en comparación con las dificultades logísticas habituales del Panzerarmee (paliadas temporalmente por los suministros capturados en Tobruk). Conforme se internaban los italoalemanes en territorio egipcio, la cobertura de cazas que podía proporcionar la Luftwaffe era más débil, al tiempo que la Desert Air Force – operando cada vez más cerca de sus bases – se mostraba más eficaz y activa, con frecuentes ataques aéreos que implicaban continuas pérdidas para los italoalemanes. Además de ello, el desgaste del material en los pasados combates se hacía sentir, en forma de numerosas averías mecánicas: el 23 de junio, el Afrika Korps solo tenía cuarenta y cuatro carros operativos, mientras que un reguero de vehículos averiados marcaba su avance, entre los esfuerzos de sus equipos de mantenimiento por recuperarlos.

Carretera costera y línea de ferrocarril al Este de Mersa Matruh, en el verano de 1942. La capital importancia de la logística en las operaciones en el desierto norteafricano determinó la elección por el mando británicos de la ciudad de Mersa Matruh – terminal de la línea ferroviaria con Egipto – para ejecutar una operación defensiva

El 25 de junio, Ritchie fue relevado por el propio Auchinleck como jefe del 8º Ejército. Auchinleck consideraba que la defensa de Egipto se decidiría en la posición de El Alamein, un terreno favorable a la defensa y con el temido flanco del desierto protegido por la depresión de Qattara. El XXX Cuerpo de Ejército estaba organizando esa posición defensiva, pero necesitaba más tiempo. Consecuentemente, Auchinleck decidió mantener la defensa en Mersa-Matruh, para ganar tiempo y desgastar a los atacantes. Sin embargo, Auchinleck necesitaba a las tropas desplegadas en Mersa-Matruh para guarnecer El Alamein, por lo que la preservación de estas fuerzas era una consideración primordial, que transmitió a sus jefes de Cuerpo de Ejército: en caso de arriesgarse a un envolvimiento, debían retirarse. La ciudad de Mersa-Matruh se encontraba a caballo de la via Balbia (por lo que Rommel tendría que ocuparla en cualquier caso para mantener sus líneas de comunicaciones logísticas en su avance hacia Egipto). Al sur de la ciudad, se extendía un terreno con escaso relieve, de una amplitud comprendida entre los 16 y los 30 km, hasta alcanzar la escarpadura de Sidi Hamza, una línea de alturas en dirección general Oeste-Este que solo permitía el paso de vehículos por muy pocos lugares. La idea de la defensa británica era relativamente sencilla: el X Cuerpo de Ejército (10ª División India, a tres Brigadas – XXI, XXV y V – y 50ª División de Infantería británica, con sus dos Brigadas supervivientes de los combates de Gazala – LXIX y CLI -) defendía la ciudad y la via Balbia, con la 10ª División India desplegada en la ciudad y la 50ª División a su retaguardia, para evitar un posible envolvimiento.

El XIII Cuerpo de Ejército, con la 5ª División India (reducida a los restos de la XXIX Brigada), la 2ª División Neozelandesa (recién llegada al Teatro de Operaciones desde Siria, a tres Brigadas) y la reconstituida 1ª División Acorazada (con la VII Brigada Móvil y las IV y XXII Brigadas Acorazadas, con un total de ciento cincuenta y nueve carros, de ellos sesenta Grant) defendía el flanco del desierto, con la 2ª División de Infantería Neozelandesa (con sólo dos de sus tres Brigadas – la IV y la V -; la restante (VI) guarnecía la ‘box’ de Bab el Qattara, mucho más al Este) cubriendo los pasos existentes en la escarpadura de Sidi Hamza (especialmente, el collado de Minqar Qaim donde la División tenía su Puesto de Mando) y la 1ª División Acorazada en el terreno elevado en la parte Sur de la escarpadura, con las columnas móviles de la VII Brigada Móvil en vanguardia y las dos Brigadas Acorazadas listas para reaccionar contra una posible penetración alemana por el desierto. El terreno abierto existente entre el anillo defensivo de Mersa-Matruh y la escarpadura de Sidi Hamza estaba siendo fortificado, pero, por el momento, solo estaba cubierto por los restos de la XXIX Brigada India, organizado en ‘grupos de combate’ ad-hoc, apoyados desde retaguardia por el IX Batallón de los Durham Light Infantry (DLI). Los británicos crearon una barrera con dos líneas de densos campos de minas al Sur y al Oeste de la plaza de Mersa-Matruh, y, cuando comenzó el ataque alemán, se encontraban en proceso de desplegar otro campo de minas entre los campos ya creados y la escarpadura de Sidi Hamza, cerrando el espacio abierto entre la ciudad y las alturas. Auchinleck centralizó de nuevo la Artillería de Campaña, evitando su empleo como piezas aisladas en función contracarro, y concentró sus blindados en la 1ª División Acorazada, para evitar su uso en formaciones dispersas.

Superficialmente, el despliegue británico recordaba la famosa disposición de Aníbal en Cannas: un centro débil, pensado para atraer al enemigo y dos fuertes alas encargadas de rodearlo por los flancos y la retaguardia cuando avanzase sobre el centro. Sin embargo, la realidad era bien diferente. La idea de Auchinleck era que, en caso de un ataque alemán que arrollase la defensa de Mersa-Matruh, el XIII Cuerpo de Ejército descendería por los pasos de la escarpadura de Sidi Hamza para atacar de flanco a los italoalemanes. De la misma forma, en caso de un avance del Eje por el desierto, el XIII Cuerpo de Ejército contendría a los atacantes, mientras que el X Cuerpo de Ejército avanzaría desde la ciudad para empeñarse sobre el flanco de los atacantes. No se esperaba un ataque por el centro, pero, en caso de producirse, la idea era que el X Cuerpo de Ejército actuase como un yunque, deteniendo a los italoalemanes desde sus posiciones estáticas, mientras que el XIII Cuerpo, mucho más móvil, actuaría como un martillo, golpeando el flanco Sur de la penetración enemiga. En cualquier caso y como en ocasiones anteriores, la iniciativa se dejaba a Rommel.

Dispositivo defensivo británico alrededor de Mersa-Matruh

La disposición defensiva británica tenía muchas lagunas. En realidad, las posibilidades de que el X Cuerpo de Ejército (compuesto por Divisiones de Infantería) pudiera contraatacar el flanco de las Divisiones Acorazadas italoalemanas eran muy escasas, como fácilmente podían deducir ambos jefes de Cuerpo de Ejército. Por otra parte, el escaso número de pasos a través de la escarpadura de Sidi Hamza hacía que cualquier contraataque tuviera que atravesar los escasos puntos de cruce antes de poder desplegar en disposición de combate. Esto hacía que fuese fácil para los alemanes prever los posibles contraataques e igualmente sencillo bloquear las salidas de los pocos pasos existentes. Además de ello, cualquier unidad que pretendiese contraatacar a través de esos pasos necesitaría un cierto tiempo para reorganizarse tras atraversarlos, operación siempre difícil, y aún más, frente a un enemigo competente. Estos problemas eran evidentes para ambos jefes de Cuerpo de Ejército, por lo que, en caso de una penetración alemana (y como había sugerido indirectamente Auchinleck) parecía más prudente retirarse que esperar ayuda del otro Cuerpo de Ejército. Esto introducía una debilidad fundamental en la defensa: cualquier éxito alemán podía llevar a la retirada de uno de los dos Cuerpos de Ejército, acción que condenaría al otro a emprender la retirada o a combatir en solitario al Panzerarmee, resultando probablemente destruido.

Columnas de Infantería británicas entre la escarpadura de Sidi Hamza y Mersa Matruh. Si bien la Infantería británica estaba completamente motorizada, su capacidad para enfrentarse a los carros de combate de italianos o alemanes en una operación en movimiento era prácticamente nula

Al anochecer del 25 de junio, los elementos de reconocimiento del Panzerarmee encontraron los campos de minas defensivos británicos. Al tiempo, vehículos británicos fueron detectados en el terreno elevado al Sur de la escarpadura de Sidi Hamza. Para entonces, el Afrika Korps disponía de sesenta carros (veintitrés en la 21ª División Panzer y treinta y siete en la 15ª). El rápido avance alemán había hecho que las unidades de ruedas empleasen principalmente la via Balbia, mientras que los medios de cadenas avanzaban paralelamente por el desierto. Así, las Divisiones Panzer alemanas solo disponían de sus carros, de un Batallón de Infantería Mecanizada sobre semiorugas cada una, y de algunos de sus FlaK pesados, mientras que su Artillería de Campaña y el resto de la Infantería (sobre camiones) avanzaba por la via Balbia. De la misma forma, el XX Cuerpo de Ejército italiano (Divisiones Trieste y Ariete, junto con la pequeña División Acorazada Littorio, llegada recientemente a Libia) avanzaba lentamente por el desierto, muy a retaguardia del Afrika Korps. La 90ª División Ligera (reducida a dos Batallones de Infantería, pero bien dotada de Artillería de Campaña) avanzaba en vanguardia por la via Balbia, seguida de las Divisiones de Infantería italianas de los X y XXI Cuerpos de Ejército.

Plan de ataque de Rommel sobre las posiciones defensivas británicas de Mersa-Matruh. El esfuerzo principal correría a cargo de la 21ª División Panzer, mientras que las Divisiones de Infantería italianas (XX Cuerpo de Ejército) fijarían a los defensores de la ciudad. Al Sur, la 15ª División Panzer se enfrentaría a los carros británicos sobre el terreno elevado de Sidi-Hamza. Al diseñar el plan, Rommel no era consciente de la gran superioridad numérica británica en carros, pero, en todo caso, confiaba en la audacia, la alta moral de sus tropas y en la superioridad demostrada por el Afrika Korps en todos los combates

Rommel consideraba que los británicos estaban todavía en retirada, por lo que no esperaba una resistencia seria. De acuerdo con su carácter, Rommel planteó un ataque inmediato el mismo día 26. Para ejecutarlo, Rommel emplearía el Afrika Korps (21ª y 15ª Divisiones Panzer) para destruir a las fuerzas británicas en la escarpadura de Sidi Hamza, mientras que la 90ª División Ligera rodearía la ciudad de Mersa-Matruh para aislarla, al tiempo que las Divisiones de Infantería italianas y la Artillería de Campaña de las Divisiones Panzer fijaban a las unidades defensoras por el Oeste. La 21ª División Panzer avanzaría paralelamente a la escarpadura de Sidi Hamza por el Norte (entre la escarpadura y la ciudad), para tomar de revés el paso de Minqar Qaim y atacar a las unidades acorazadas británicas por retaguardia, al tiempo que la 15ª División Panzer atacaba por el Sur de la escarpadura, para atraer la atención de los defensores británicos. El XX Cuerpo de Ejército (Littorio, Trieste y Ariete), que solo tenía cuarenta y cuatro carros operativos, avanzaría tras las dos Divisiones Panzer: la Littorio tras la 21ª y las Trieste y Ariete a retaguardia de la 15ª División Panzer (en cualquier caso, los italianos estaban muy retrasados para llegar a tiempo al inicio de la operación prevista).

La batalla

El ataque se planeó para la mañana del 26 de junio, pero la Desert Air Force destruyó una columna de abastecimiento alemana, que transportaba combustible y munición, por lo que el ataque tuvo que retrasarse. Finalmente, al atardecer del 26 de junio, Rommel inició su avance.

Al inicio del ataque, la 90ª División Ligera superó fácilmente el poco denso campo de minas situado entre la ciudad y la escarpadura, y derrotó rápidamente a uno de los dos débiles “grupos de combate” (el denominado Leathercol, un par de Secciones de Infantería con algunas piezas artilleras en función contracarro) de la XXIX Brigada India, avanzando rápidamente para rodear la ciudad. En paralelo a ella, por el Sur, la 21ª División Panzer inició su avance hacia Minqar Qaim, derrotando al otro “grupo de combate” hindú (llamado Gleecol, de composición similar al anterior) y progresando rápidamente hacia su objetivo.

Al amanecer del 27 de junio, la 90ª División Ligera se enfrentaba y derrotaba al IX Batallón de Durham Light Infantry, en un breve combate en el que, como en el caso de Leathercol y Gleecol, el resto de unidades británicas en las inmediaciones no intervinieron. Sin embargo, cuando la 90ª División Ligera inentó continuar su avance, se vio sometida a un violento fuego de Artillería de Campaña procedente de las posiciones de la 2ª División Neozelandesa, que, desde su terreno elevado tenía visión sobre todo el despliegue alemán, mientras que la Artillería alemana carecía de medios de observación sobre el terreno elevado de Sidi Hamza, por lo que su fuego de contrabatería era ineficaz. La potencia del fuego británico obligó a la División a detenerse: la decisión de Auchinleck de devolver a su Artillería su papel tradicional, en detrimento de su despliegue disperso para proprocionar capacidad contracarro a la Infantería comenzaba a dar sus frutos. Sin embargo, la 90ª División Ligera, reducida apenas a 1.600 infantes, estaba muy bien dotada de Artillería de Campaña, por lo que comenzó a batir incansablemente las posiciones neozelandesas.

Obús 25-pounder británico. La Artillería británica era, para los alemanes, el Arma más temida de los británicos. En su retorno a su empleo tradicional – desde su utilización para proporcionar defensa contracarro a la Infantería durante las batallas de Gazala – demostró su eficacia en los combates de Mersa Matruh y, decisivamente, en las posteriores de El Alamein.

Por su parte, la 21ª División Panzer, con Rommel a la cabeza, avanzó al Sur de la 90ª División Ligera, llegando al Noreste del paso de Minqar Qaim. En su avance se benefició de que la Artillería británica estaba centrada en la 90ª División Ligera, en lugar de dedicarse a hostigar a un objetivo mucho más difícil, como eran los blindados alemanes en movimiento. En realidad, la 21ª División Panzer disponía únicamente de veintitrés carros y de un Batallón con unos seiscientos infantes sobre semiorugas, por lo que, objetivamente, la amenaza que pudiera suponer para las dos Brigadas de Infantería Neozelandesa, atrincheradas en posiciones estáticas, a las que se sumaba el Núcleo de Tropas Divisionario (más de 10.000 hombres en total) era más bien modesta.

Pese a la propaganda, las Divisiones Panzer alemanas solo contaban (y no siempre) con un Batallón de Infantería dotado de medios todo terreno (semiorugas Sdkfz 250 y 251), mientras que el resto de la Infantería de la División se movía en vehículos de ruedas.

Al Sur de la escarpadura, la 15ª División Panzer forzaba a retirarse a las columnas de vehículos ligeros de la VII Brigada Móvil, pero se encontró con los numerosos carros de las IV y XXII Brigadas Acorazadas, bloqueando completamente su avance. Sin embargo, pese a su enorme superioridad numérica sobre la 15ª División Panzer (casi ciento sesenta carros contra menos de cuarenta), la 1ª División Acorazada británica se limitó a contener el avance alemán, sin efectuar ningún contrataque (que, probablemente, habría tenido éxito) ni contra la 15ª División, ni contra la 21ª.

Un Panzer-III de la 15ª División Panzer en la escarpadura de Sidi-Hamza, con la ciudad de Mersa Matruh al fondo. El dominio del terreno elevado era fundamental para garantizar la observación, y, gracias a ella, el apoyo de Artillería de Campaña

La situación de los alemanes al atardecer del 27 de junio era extremadamente difícil. Por un lado, la 15ª División Panzer carecía de medios para derrotar decisivamente a la 1ª División Acorazada británica, ni de impedirle atacar a la 21ª División Panzer y se estaba quedando sin combustible ni municiónDos Batallones Acorazados – III County of London Yeomanry, de la XXII Brigada y II Dragoon Guards, procedente de la II Brigada Acorazada, reserva del 8º Ejército, con un total de un centenar de Crusader – atacaban desde el Oeste y desde el Este a la 21ª División Panzer, que, además de ello, tampoco tenía medios para tomar el paso de Minqar Qaim, ni para desalojar a los neozelandeses de sus posiciones defensivas. La 90ª División Ligera se enfrentaba a, al menos, una División a dos Brigadas (la 50ª), y tenía su flanco Norte expuesto a un ataque de la 10ª División India desde Mersa Matruh… Al anochecer del 27, Rommel se desplazó al Puesto de Mando de la 90ª División Ligera, y encabezó un ataque de esta División hacia el Norte, que consiguió llegar al mar: la carretera de la costa estaba cortada al Este de Mersa Matruh… Sin embargo, esto no cambiaba nada esencial: la 15ª División Panzer no podía avanzar, la 21ª estaba casi rodeada por fuerzas muy superiores y los 1.600 hombres de la 90ª División Ligera habían “cercado” a unos 33.000 combatientes británicos.

Sorprendentemente, la percepción del mando británico era bien diferente: para el General Gott, jefe del XIII Cuerpo de Ejército, su situación era que Rommel tenía una fuerza acorazada que amenazaba su línea de retirada (la baqueteada 21ª División Panzer), mientras que otra fuerza acorazada presionaba su frente (la 15ª División Panzer, con la modesta ayuda de los carros italianos); además, la 2ª División Neozelandesa había sufrido muchas bajas por el fuego de Artillería de los italoalemanes, por lo que no tenía la seguridad de que mantendrían sus posiciones. En consecuencia, y recordando que la seguridad de su fuerza era esencial, decidió retirarse hacia el Este esa misma noche, en dirección a la ciudad de Fuka, a unos 80 kilómetros. Desgraciadamente, debido a un problema de comunicaciones, la decisión de retirarse del XIII Cuerpo no se comunicó al X hasta el amanecer del día siguiente.

Al amanecer del 28 de junio, la 90ª División Ligera atacaba Mersa Matruh desde el Este, mientras que el XX Cuerpo de Ejército italiano lo hacía desde el Oeste. Las dos Divisiones Acorazadas del Afrika Korps perseguían a las unidades en retirada del XIII Cuerpo de Ejército hacia el Este, hacia Fuka, llegando a las alturas que dominaban esta ciudad al anochecer de la jornada, destruyendo numerosas unidades rezagadas.

La noche del 29 de junio, el X Cuerpo de Ejército rompió el cerco alemán por el Este y emprendió también la retirada hacia Fuka, aunque con notables pérdidas y con gran desorganización. Además de ello, al acercarse a Fuka varias unidades del X Cuerpo en retirada fueron atacadas por la 21ª División Panzer, que hizo otros 1.600 prisioneros. En conjunto, la 10ª División India y la 50ª División de Infantería británicas quedaron prácticamente destruidas, y la 2ª División Neozelandesa necesitó un largo periodo de reconstitución, sobre la base de su VI Brigada, que no había participado en los combates. Los italoalemanes hicieron unos 8.000 prisioneros y capturaron numeroso material y suministros.

La victoria de Rommel en Mersa Matruh es aún más sorprendente si se tiene en cuenta la relación de fuerzas: los alemanes disponían apenas de sesenta carros y de 3.000 infantes, mientras que los italianos podían aportar poco más de cuarenta carros y 6.000 infantes. Es cierto que sí disponían de un centenar de piezas de Artillería de Campaña. Por su parte, los británicos disponían de casi doscientos carros y de más de 50.000 soldados, dotados de abundante Artillería de Campaña y suministros. La clave de la victoria del Eje estuvo en la decisión y audacia de sus mandos, a casi todos los niveles, y en su mentalidad ofensiva, mientras que la derrota británica se debió principalmente a la actitud “conservadora” y “defensiva” que se había implantado en sus mandos, para los que la preservación de su fuerza era el principal factor a considerar para tomar cualquier decisión. Conscientes los jefes británicos de que Mersa Matruh no era una posición fundamental (solo se pretendía ganar algo de tiempo y desgastar al Panzerarmee para ejecutar una verdadera defensa en El Alamein), tampoco se emplearon a fondo en su defensa. Sin embargo, esa actitud poco resolutiva les impidió alcanzar una gran victoria (un contraataque decidido habría acabado con el Panzerarmee) y les causó fuertes pérdidas. Como fue habitual a lo largo de esta campaña, los británicos cedieron la iniciativa al adversario, y fallaron nuevamente en la cooperación entre Infantería, Artillería y carros de combate. Aún más, el X y el XIII Cuerpo de Ejército lucharon dos batallas separadas y descoordinadas y Auchinleck, jefe del 8º Ejército, no fue capaz de hacer actuar a ambos Cuerpos como partes de una misma unidad.

Carlos Javier Frías Sánchez

Carlos Javier Frías Sánchez es General de Brigada y Director de la Escuela de Guerra del Ejército de Tierra español

Ver todos los artículos
Carlos Javier Frías Sánchez