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El programa nuclear de Irán

https://global-strategy.org/el-programa-nuclear-de-iran/ El programa nuclear de Irán 2021-04-16 09:01:27 Miguel Campos Robles Blog post Estudios Globales Global Strategy Reports Fuerzas nucleares Oriente Medio

Global Strategy Report, 16/2021

Resumen: El programa nuclear de la República Islámica de Irán despierta inquietud en la comunidad internacional, ya que existen aspectos del mismo que hacen sospechar de la intención de Irán de hacerse con armas nucleares, lo que temen especialmente sus vecinos y adversarios en la región de Oriente Medio. El programa, que ha pasado por diferentes etapas, comenzó a desarrollarse en 1957 y le ha costado a Irán sanciones internacionales. También ha sufrido numerosos intentos de sabotaje que solamente han conseguido retrasarlo.

Para citar como referencia: Campos Robles, Miguel (2021), «El programa nuclear de Irán», Global Strategy Report, No 16/2021.


Introducción

La Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA)[i] confirmó en 2003 que Irán estaba incumpliendo el tratado de no proliferación nuclear (NPT)[ii], al desarrollar las infraestructuras necesarias para enriquecer uranio a porcentajes superiores a los necesarios para su uso pacífico. Esto hizo sospechar a la comunidad internacional de un posible desvío de su programa nuclear con propósitos militares.

La comunidad de inteligencia de Estados Unidos concluyó que Irán posee la capacidad científica, técnica e industrial de producir armas nucleares. Aunque, por otro lado, algunos expertos en no proliferación nuclear mantienen que Irán todavía no domina todos los aspectos tecnológicos para conseguir un arma nuclear (Kerr, 2019).

El programa nuclear iraní está teniendo un coste elevado para Irán y su población, dado el daño que causan a su economía las rigurosas sanciones impuestas por los Estados Unidos y parte de la comunidad internacional.

Existen señales que inducen a pensar que, aparte de las razones de desarrollo y prestigio internacional, los verdaderos objetivos del programa nuclear de Irán son la supervivencia del régimen revolucionario y la aspiración política de influir en la región de Oriente Medio. De hecho, es cuestionable la necesidad de energía atómica dadas las amplias reservas de gas y petróleo que este país posee.

La República  Islámica de Irán se ha sentido amenazada desde su creación en 1979. No en vano, el régimen de Saddam Husein intentó arrebatarle a Irán la región fronteriza de Shatt al-Arab, lo que dio lugar a la guerra Irán – Iraq (1980 – 1988), que finalizó sin un claro vencedor. También desde su creación el régimen iraní ha sentido la animosidad de los Estados Unidos, acrecentada por la presencia militar norteamericana en Afganistán desde 2001 y en Iraq desde 2003. Los líderes iraníes tienen la percepción de que los Estados Unidos buscan un cambio del «régimen de los ayatolás»[iii]. Por estas razones, Irán considera su programa nuclear como un elemento de disuasión estratégica al mantener abierta la posibilidad de desarrollar armas nucleares.

Aspectos inquietantes del programa nuclear de Irán

¿Tiene Irán la capacidad de construir armas nucleares? Basándose exclusivamente en la información disponible en fuentes abiertas no es fácil dar una respuesta, ya que es difícil distinguir entre un programa nuclear pacífico y un programa nuclear con fines militares, pues una gran parte de la tecnología nuclear es de doble uso.

Aunque Irán asegura que su programa nuclear tiene sólo propósitos pacíficos, existen aspectos que hacen sospechar de su dimensión militar. Estos elementos son el enriquecimiento de uranio por encima de los niveles requeridos para uso civil, su interés en la construcción de un reactor de agua pesada y el desarrollo de un programa de misiles balísticos de largo alcance.

Irán posee reservas de mineral de uranio. Este elemento químico metálico es necesario para fabricar un arma nuclear. En su estado natural el uranio contiene dos isótopos: el U-238 (99,3%) y el U-235 (0,7%). Este último es fisible y por lo tanto utilizable para provocar una reacción nuclear en cadena. Para aumentar la proporción de U-235 es necesario someter a este mineral a un proceso de enriquecimiento para obtener uranio altamente enriquecido (HEU)[iv] que es el que se utiliza en las armas nucleares. Para realizar este enriquecimiento Irán emplea una tecnología denominada de difusión gaseosa, esta técnica utiliza centrifugadoras que hacen girar a alta velocidad el gas Hexafluoruro de Uranio (UF6) previamente obtenido, este procedimiento permite aumentar la concentración de isótopos de U-235 en el uranio que se va a utilizar como combustible en los reactores nucleares. Esta tecnología fue proporcionada a Irán en los años setenta del siglo pasado por la red de contrabando de material nuclear de Abdul Qadeer Khan, considerado el padre del programa nuclear paquistaní, quien también proporcionó este tipo de asistencia a Libia y Corea del Norte.

Desde el inicio de su programa nuclear, Irán se ha esforzado en mejorar y sustituir las antiguas e ineficientes centrifugadoras proporcionadas por la red Khan por diseños más avanzados. En 2013, la IAEA constató la instalación de centrifugadoras más avanzadas IR-2M en la planta de Natanz. El tipo de centrifugadora es clave para valorar el tiempo que necesitaría Irán para obtener un arma nuclear.

Centrifugadoras para el enriquecimiento de uranio

La principal instalación de enriquecimiento de uranio es la planta subterránea de Natanz, donde un gran número de centrifugadoras producen uranio enriquecido al 3,5% (LEU)[v], el nivel que normalmente es usado como combustible en los reactores nucleares para la producción de energía eléctrica. En esta misma instalación también se han obtenido varios centenares de kilos de uranio enriquecido al 20%[vi], Irán alega que este uranio es producido para ser utilizado como combustible en el reactor nuclear dedicado a la investigación en Teherán, conocido como TRR[vii], el cual produce isótopos para uso médico. El enriquecimiento de uranio al 20% no es necesariamente un indicador definitivo de la intención de fabricar armas nucleares, pero el almacenamiento de uranio con este nivel de enriquecimiento es preocupante, pues permitiría alcanzar el nivel utilizado en las armas nucleares en menor tiempo que si se parte del nivel LEU, aunque el tiempo necesario también está condicionado por el número y eficiencia de las centrifugadoras en cascada que se dediquen al proceso. En 2013, los expertos de la IAEA estimaban que partiendo de las reservas almacenadas de uranio al 3,5%, la planta de Natanz necesitaría de cuatro a doce meses para obtener uranio HEU.

En diciembre de 2011, Irán también comenzó a enriquecer uranio al 20 % en la planta de Fordow según informes de la IAEA. Esta instalación subterránea fue construida en secreto, se desconocía que existía hasta que Irán informó de su existencia a la IAEA tras ser descubierta por las agencias de inteligencia de países occidentales, lo que hizo pensar que pudieran existir otras instalaciones encubiertas.

Otra potencial vía para la obtención de un arma nuclear es el reactor de agua pesada[viii] construido en Arak. Este tipo de reactor resulta apropiado para la obtención de plutonio que es el otro metal fisible que puede ser utilizado en las armas nucleares. Para obtener el plutonio procedente del combustible consumido en un reactor nuclear se requieren unas instalaciones adicionales para someter los residuos generados a un reprocesamiento que permite separar el plutonio[ix]. En el presente, no se conoce que Irán disponga de esta capacidad.

Además, Irán está empeñado en un programa para el desarrollo de misiles balísticos. Con la realización de diferentes ensayos de misiles de alcance medio (MRBM)[x], Irán ha demostrado que puede alcanzar toda la región del Oriente Medio, un ejemplo es el misil Shahab 3 de combustible líquido y con un alcance de hasta 2000 km. El empleo de misiles balísticos por parte de Irán se remonta a la guerra con Iraq, cuando adquirió misiles de corto alcance (SRBM)[xi] de Corea del Norte y China. Posteriormente, comenzó a producir sus propios misiles de corto alcance Shahab 1 y 2, de similares características a los misiles Scud soviéticos. Su desarrollo más avanzado son los misiles de combustible sólido[xii] Sejjil destinados a sustituir a los misiles Shahab. El misil Sejjil 2 fue probado con éxito por primera vez en mayo de 2009. Sin embargo, las sanciones impuestas por Occidente han tenido consecuencias al afectar a la producción del combustible sólido para los motores de los cohetes. A pesar de todo, existen dudas sobre el verdadero alcance de la amenaza balística iraní.

Además, Irán ha puesto con éxito varios satélites en órbita mediante el cohete de varias fases Safir, lo que le ha permitido mejorar su capacidad técnica para el desarrollo de misiles balísticos de mayor alcance y mejoras en el campo de la propulsión, estas mejoras tecnológicas son aplicables a los misiles de alcance intermedio (IRBM)[xiii]. Sin embargo, esta capacidad, de poner satélites en el espacio, no garantiza alcanzar un objetivo con precisión y llevar una cabeza de guerra a grandes distancias.

La IAEA en uno de sus informes elaborado dentro de las actividades encomendadas a la organización para la salvaguarda de lo acordado en el NPT, y hecho público en 2011, alertaba sobre las sospechas de que Irán ha llevado a cabo estudios y trabajos para conseguir instalar una carga nuclear en una cabeza de guerra de sus misiles[xiv].

Desarrollo y evolución del programa nuclear iraní

Para encontrar el origen del programa nuclear de Irán hay que remontarse a 1957, cuando el sah Reza Palheví y el presidente de Estados Unidos Dwight Eisenhower firmaron un acuerdo de cooperación para el uso civil de la energía nuclear en el marco del programa «Átomos para la Paz». La finalidad de este programa es facilitar el acceso al uso pacífico de la energía nuclear (centrales nucleares, hospitales, institutos de investigación, etc.) a los países que lo solicitan. El primer resultado de este acuerdo fue la construcción de un reactor nuclear dedicado a la investigación en Teherán, que comenzó a funcionar en 1967. En 1968, Irán firmó el tratado de no proliferación nuclear NPT y fue ratificado por el parlamento iraní en 1970.

En 1974,  Irán crea el centro tecnológico de Esfahan para el desarrollo de la energía nuclear, y firma un acuerdo con un consorcio europeo para enriquecer uranio en suelo francés con la finalidad de abastecer al TRR y a las futuras centrales nucleares que se pretendían construir. Ese mismo año, Irán firmó contratos con compañías de la República Federal Alemana y Francia para la construcción de las centrales nucleares de Bushehr y Bandar Abbas. En 1975, el secretario de estado Henry Kissinger firmó el memorándum de cooperación nuclear entre Estados Unidos e Irán, que contemplaba la construcción de seis reactores nucleares.

Los países firmantes del tratado NPT que se acogen al programa Átomos para la Paz aceptan las normas establecidas y las medidas que pretenden garantizar que no se llevan a cabo actividades encubiertas. La IAEA es la responsable de garantizar a la comunidad internacional que no tiene lugar el desvío de las actividades hacia un programa nuclear militar. En 1974, Irán pactó con la IAEA los protocolos para que la organización verificase y realizara la inspección de sus actividades nucleares.

En los años siguientes, la estabilidad del régimen de Reza Palheví comenzó a tambalearse. En 1978, una protesta de estudiantes en la ciudad santa de Qom fue el inicio de numerosas manifestaciones que produjeron cientos de muertes como consecuencia de la represión llevada a cabo por el régimen. Las masivas manifestaciones que exigían la dimisión del gobierno provocaron la huida del sah el 16 de enero de 1979. El ayatolá Jomeini, que se encontraba en el exilio desde 1964, regresó a Irán como líder espiritual de la revolución. El 30 de marzo de 1979, los iraníes aprobaron la instauración de una república islámica por referéndum. El 4 de noviembre, los revolucionarios tomaron la embajada de  Estados Unidos en Teherán y retuvieron como rehenes a 52 norteamericanos durante 444 días. En 1980, los Estados Unidos interrumpieron las relaciones diplomáticas con Irán y no han vuelto a ser completamente restablecidas. A partir de ese momento, Estados Unidos decretó un embargo comercial a Irán e impuso una larga serie de sanciones, que con diferente rigor se han prolongado hasta el presente.

En septiembre de 1980, el líder de Iraq, Saddam Husein, con el apoyo de Arabia Saudí, Kuwait y otros estados árabes, se lanzó a la invasión de Irán, dando lugar al comienzo de la guerra Irán-Irak. Iraq también contó con el apoyo logístico de la URSS y el apoyo tácito de algunos países occidentales. Iraq utilizó armas químicas contra los iraníes y la propia población kurda del norte de Iraq, las pérdidas humanas fueron enormes. 

Después de la revolución islámica, el programa nuclear se detuvo al oponerse al mismo el ayatolá Jomeini por razones teológicas. Después de su muerte en 1989, el nuevo líder supremo Alí Jamenei permitió su reanudación. La presidencia de la república de Irán fue ocupada por el ayatolá Akbar Hashemí Rafsanyaní.

En 1992, Irán alcanzo un acuerdo con Rusia para la construcción de un reactor nuclear en las proximidades de la población de Arak, con la intención de sustituir al anticuado TRR. El tipo de reactor elegido fue de los refrigerados y moderados por agua pesada. En 1995, fue firmado un contrato con Rusia para finalizar la central de Bushehr, cuya construcción había sido interrumpida por la guerra con Iraq, el proyecto sufrió repetidos retrasos atribuidos a problemas técnicos.

En 1997, al dimitir Rafsanyaní, fue elegido presidente el clérigo reformista Sayid Mohamed Jatamí, quien fue el precursor del «dialogo entre las civilizaciones» con la esperanza de disminuir la tensión con los Estados Unidos.

En 1999, después de que Irán apoyara junto a Arabia Saudí el establecimiento de una zona libre de armas de destrucción masiva en Oriente Medio, Estados Unidos levantó el bloqueo comercial a algunos productos iraníes, pero se mantuvieron las sanciones a los productos petrolíferos. Sin embargo, en 2002, el presidente George W. Bush, después de los ataques de Al-Qaeda al World Trade Center en 2001, acusó a Irán, Iraq y Corea del Norte de buscar la posesión de armas de destrucción masiva y calificó a estos países como «el eje del mal».

En 2003, el líder supremo Alí Jamenei emitió una fatwa[xv] prohibiendo la producción y uso de armas de destrucción masiva de cualquier tipo, sin embargo, en posteriores declaraciones ha sido ambiguo en relación al desarrollo y almacenamiento de armas nucleares (Eisenstadt & Khalaji, 2011). Ese mismo año, Irán reconoció, tras ser revelado por un grupo disidente en el exilio, la existencia de la planta para enriquecimiento de uranio de Natanz. También hizo público la extracción de uranio en un nuevo yacimiento en el área de Savand y de los trabajos en las plantas de Esfahan y Kashan para transformar el mineral de uranio al estado denominado yellowcake[xvi], un estado previo a ser sometido al proceso de enriquecimiento. El presidente Jatamí en un discurso dijo que Irán estaba decidido al uso de la energía nuclear para cubrir las necesidades de electricidad 65 millones de personas[xvii].

Ciclo del combustible nuclear

En octubre de 2003, Reino Unido, Francia, Alemania e Irán realizaron la declaración de Teherán, por la que Irán se comprometía a suspender el enriquecimiento de uranio y a colaborar con la IAEA. Esta colaboración se llevaría a cabo según el denominado Protocolo Adicional, que permite a la organización reforzar las actividades de verificación al tener un mayor acceso a la información y a las instalaciones nucleares de los estados miembros del NPT. En el caso de Irán, un mayor acceso a la información relacionada con el enriquecimiento y reprocesado del combustible nuclear. A cambio de estas garantías se facilitaría a Irán el acceso a tecnología nuclear más avanzada. En noviembre de 2004, las dos partes firmaron el conocido como acuerdo de Paris en el que se establecieron las garantías para asegurar que el programa nuclear iraní únicamente tenía propósitos pacíficos.

En 2005, Irán acordó con Rusia que este país suministraría el combustible nuclear a la central de Bushehr durante diez años, e Irán devolvería a Rusia el combustible una vez utilizado en la central, para asegurar que no sería utilizado para otros fines.

En 2006, después de varias controversias con el nuevo y más intransigente presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, y tras varios incumplimientos detectados por la IAEA, Irán anunció que había retomado el enriquecimiento de uranio para sus plantas nucleares, en respuesta, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (UNSC)[xviii] autorizó la imposición de sanciones a Irán. Para intentar reconducir la situación se formó un grupo de negociación denominado P5+1, por estar formado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidad (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China) y Alemania, que ofreció a Irán incentivos políticos, económicos y tecnológicos si atendía y solucionaba todos los incumplimientos detectados por la IAEA.

En julio de 2006, Naciones Unidas, mediante la resolución 1696, demanda a Irán que detenga todas las actividades relacionas con el enriquecimiento de uranio. Sin embargo, Ahmadinejad rechazó la resolución y ese año inauguró la central nuclear de Arak. Ante esta situación, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adoptó varias resoluciones por las que se impusieron nuevas sanciones. Las sanciones prohibieron la exportación a Irán de materiales y tecnología nuclear y la venta de armas. Las resoluciones también pedían a las instituciones financieras internacionales que no colaborasen con el gobierno de Irán y que fueran congelados sus activos financieros en el extranjero, así como los de todas las entidades que apoyasen su programa nuclear.

En marzo de 2009, el recientemente nombrado presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en un intento de superar las «viejas divisiones» se expresó en los siguientes términos: «Estados Unidos quiere que la República Islámica de Irán ocupe el lugar que merece en la comunidad de naciones»[xix]. Pero, en septiembre de ese mismo año, Ahmadinejad, también reelegido presidente ese año, informó a la comunidad internacional la existencia de la planta de Fordow para enriquecimiento de uranio, y anunció un plan para establecer diez instalaciones más para este fin.

En 2010, Ahmadinejad anunció que Irán estaba enriqueciendo uranio al 20% para ser utilizado como combustible en el reactor de investigación en Teherán (TRR) y en futuros reactores dedicados a este fin[xx].

En 2011, Irán hizo público que la central nuclear de Bushehr había sido conectada a la red nacional de energía eléctrica de Irán, la IAEA confirmó que la central estaba funcionando al 100% de su capacidad en 2014[xxi]. Ese mismo año, Irán firmó un contrato con la compañía rusa Rosatom para la construcción de dos reactores más en la central de Bushehr, la construcción comenzó en 2016 y se espera que sea completada en diez años.

En mayo de 2012, la IAEA informa de indicios y vestigios de uranio enriquecido al 27% en la planta de Fordow[xxii].

Localización de las instalaciones nucleares

Las rigurosas sanciones impuestas por Naciones Unidas han dificultado a Irán la adquisición de la tecnología para continuar desarrollando su programa nuclear, lo que ha causado retrasos y dificultades al mismo. Las sanciones económicas han conseguido aislar al Banco Central de Irán y al resto de los bancos iraníes del sistema financiero global y han provocado que la moneda del país, el rial, se haya devaluado drásticamente. Las sanciones también estaban dirigidas contra entidades y personas involucradas en actividades nucleares y relacionadas con el programa de misiles balísticos.

Además de las sanciones de Naciones Unidas, los Estados Unidos han impuesto a Irán sanciones unilaterales. Entre ellas, el Departamento del Tesoro impide a Irán realizar transacciones en dólares, la moneda del mercado de los productos del petróleo. Un ejemplo es la ley de sanciones a Irán y a Libia aprobada por el Congreso de Estados Unidos en 1996, esta norma trata de disuadir a entidades internacionales de realizar inversiones en la industria del gas y el petróleo de Irán, el cuarto mayor productor de petróleo mundial y poseedor de grandes reservas. Los países o entidades que compran petróleo a Irán corren el riesgo de ser vetados por el sistema financiero de Estados Unidos. En junio de 2010, el Congreso de los Estados Unidos aprobó la ley CISADA[xxiii] que contempla las medidas para un control exhaustivo del acceso de Irán a tecnología sensible que pueda ser aplicada a su programa nuclear y de misiles. 

Ante el desafío de Irán, algunas autoridades de Estados Unidos e Israel aumentaron la presión política al insinuar la posibilidad de un ataque preventivo contra las instalaciones nucleares de Irán. En septiembre de 2012, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, advirtió que el uranio enriquecido y almacenado podría permitir a Irán fabricar un arma nuclear. En enero de 2013, el ministro de defensa de Israel, Ehud Barak dijo «si la situación empeora, debería existir la disponibilidad y la capacidad de lanzar una operación quirúrgica que retrasara el programa nuclear de Irán por un largo periodo de tiempo»[xxiv]. En febrero de 2013, Obama, preguntado en la televisión israelí por la tensión existente con Irán, dijo: «Todas las opciones están sobre la mesa. Estados Unidos, obviamente, posee significativas capacidades»[xxv]. Ahora bien, la opción militar tendría graves consecuencias. Irán podría, al menos temporalmente, bloquear el estrecho de Ormuz, por el que pasa el 90% del petróleo producido en el Golfo Pérsico y el 20% del comercio mundial. También hay que tener presente las capacidades asimétricas que posee Irán, pues Teherán dispone en Siria, Iraq, Yemen, Líbano y Afganistán una red de grupos proxy que reciben su apoyo y asesoramiento militar. Además, la opción militar provocaría, casi con toda seguridad, la desaparición de las salvaguardas de la IAEA y el probable abandono de Irán del NPT.

En junio de 2013, el clérigo Hassan Rowhani fue elegido presidente y primer ministro de Irán. Hasta ese momento, Rowhani había sido secretario del Consejo de Seguridad Nacional de Irán y había estado al frente de las negociaciones del programa nuclear con Occidente. Una llamada telefónica del presidente Obama a Rowhani restableció el contacto al más alto nivel entre los dos países. Esto permitió retomar las negociaciones entre el grupo P5+1 y la República Islámica de Irán, de forma que el 14 de julio de 2015 se alcanzó un acuerdo, después de intensas negociaciones, para limitar el programa nuclear de Irán. El acuerdo fue firmado en Viena y oficialmente fue denominado Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA)[xxvi].

El Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA)

Con este acuerdo Irán se comprometió a no desarrollar ni adquirir armas nucleares. Como contrapartida las sanciones serían levantadas progresivamente. Irán sería tratado como cualquier otro país firmante del NPT que pretende desarrollar la energía nuclear para fines pacíficos.

Según los términos generales del acuerdo, Irán contrae el compromiso de limitar el enriquecimiento de uranio al 3,67%, de reducir el número de centrifugadoras en funcionamiento de 19.000 a 6.104 y a no mantener almacenado más de 300 kg de uranio enriquecido. Para dar cumplimiento a este último aspecto, Irán tendría que enviar a Rusia 20 toneladas de uranio enriquecido que en ese momento tenía almacenadas.

Además, el acuerdo obligaba a Irán a modificar las actividades llevadas a cabo en algunas de sus instalaciones nucleares. De modo que la planta de enriquecimiento de uranio de Fordow sería convertida en un centro de investigación de física y tecnología nuclear. La central de Arak se destinaría exclusivamente a la investigación y producción de radioisótopos para fines médicos e industriales, y el combustible utilizado durante la vida de la central sería enviado fuera de Irán, así se evitaría su reprocesamiento para producir plutonio al nivel requerido para ser utilizado en las armas nucleares.

El 20 de julio de 2015, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas mediante la resolución 2231 asignó a la IAEA la tarea de verificar el cumplimiento de los compromisos contraído en el acuerdo. Los inspectores tendrían acceso sin ningún tipo de limitaciones a todas las instalaciones nucleares. La organización estableció un sistema para vigilar 24 horas al día la actividad en estos centros.

También, conforme al cuerpo del JCPOA y sus anexos[xxvii], las limitaciones y restricciones estarían vigentes durante un periodo máximo de 8 hasta 25 años, según el tipo de sanción. Para Teherán el acuerdo abría la posibilidad de comerciar libremente con el resto del mundo y reactivar la economía. A su vez, el acuerdo permitía a Irán disponer inmediatamente de 100 billones dólares del total de todos los activos iraníes que se encontraban bloqueados en el extranjero. Progresivamente, y tras verificar la IAEA el cumplimiento de lo acordado, las sanciones económicas serían levantadas, se permitiría a los bancos iraníes regresar al sistema bancario internacional, se levantaría el embargo al petróleo iraní y quedaría desbloqueado el resto de los activos que permanecían congelados en el extranjero.

Aunque el presidente Obama calificó el acuerdo como «una victoria de la diplomacia para la seguridad de América y del mundo», el acuerdo no obtuvo unanimidad en el Congreso de los Estados Unidos. Los partidarios del acuerdo consideraban un logro que el riesgo de fabricación de armas nucleares se retrasara por un periodo de unos 20 años, además, en caso de incumplimiento se podrían reactivar las sanciones. Sin embargo, para los adversarios del acuerdo nada garantizaba que a su finalización no se volviera a activar el programa nuclear con fines militares, es más, consideraban que el fin de las sanciones colocaría a Irán en una mejor situación para el desarrollo de estas armas de destrucción masiva. Finalmente, en un ambiente conflictivo, el Congreso aprobó el JCPOA como un acuerdo presidencial, no como un tratado, con el requisito de que cada 90 días el presidente de Estados Unidos tendría que certificar el cumplimiento por parte de Irán del acuerdo nuclear.

Para los países europeos el acuerdo abría la posibilidad de realizar negocios con un mercado de 80 millones de habitantes y con unas grandes reservas de gas y petróleo. Grandes empresas europeas realizaron contratos con Irán, especialmente Francia, Reino Unido e Italia. Grandes intereses económicos estaban en juego después de años de esfuerzos diplomáticos.

Aunque Donald Trump había criticado el acuerdo, en 2016, el primer año de su presidencia, certificó su cumplimiento por parte de Irán. En 2017, Trump afirmó que Irán lo estaba incumpliendo, a pesar de que los informes trimestrales de la IAEA indicaban lo contrario, y manifestó su  deseo de renegociarlo en términos más favorables para Estados Unidos. Para la administración Trump el acuerdo resultaba insuficiente, porque no garantizaba que Irán no pudiera conseguir armas nucleares en el futuro. Para asegurar lo anterior, se deberían llevar a cabo inspecciones más intrusivas en todas las instalaciones nucleares, las restricciones no deberían tener limitación temporal y el desarrollo y ensayos de misiles debería de contemplarse en el acuerdo.

El documento del Departamento de Defensa de estados Unidos Nuclear Posture Review 2018, recoge que: «Irán conserva la capacidad tecnológica para construir un arma nuclear en un año, desde el momento que tomara la decisión de hacerlo» (NPR, 2018). Finalmente, Estados Unidos anunció la retirada del acuerdo y la vuelta a las sanciones en mayo de 2018.

Al principio, Irán continuó soportando las obligaciones impuestas por el acuerdo. Sin embargo, a partir del 8 de mayo de 2019, cuando Estados Unidos decidió suspender las dispensas que en ese momento existían al petróleo iraní, Teherán anunció que gradualmente reduciría el cumplimiento de sus obligaciones establecidas en el acuerdo.

Los países europeos del P5+1, colocados en una difícil situación, trataron de mantener el necesario y complicado diálogo con Irán para salvar el JCPOA a pesar de la retirada de Estados Unidos, pero finalmente, como era de esperar, acabaron apoyando la postura norteamericana, ya que Trump advirtió de la imposición de sanciones a las empresas extranjeras que se relacionaran con Irán. Mientras, Rusia y China, que también prefieren un Irán sin armas nucleares, se resisten a imponer sanciones económicas y serán los más beneficiados al desaparecer la competencia para sus empresas. Con el fin del acuerdo, también son ganadores Israel y Arabia Saudí, al aumentar el aislamiento internacional de su adversario. Ante esta situación, Irán declaró que se retiraba del acuerdo, aunque continuaría cooperando con la IAEA, que ha podido seguir generando sus informes de verificación[xxviii]. Hasta el momento, todo parece indicar que las actividades nucleares de Irán se encuentran todavía por debajo de los niveles previos a la firma de JCPOA, aunque hay indicios de que los partidarios de desarrollar sin limitaciones el programa nuclear iraní están ejerciendo presión política sobre la administración de Rouhani.

La reciente llegada a la Casa Blanca de Joe Biden, vicepresidente de Estados Unidos durante la administración Obama, puede cambiar la situación. Representantes de la nueva administración han manifestado que la diplomacia puede tener una nueva oportunidad y el JCPOA puede ser retomado si Irán abandona las actividades nucleares prohibidas, a lo que Teherán ha contestado que eso ocurrirá cuando todas las sanciones sean levantadas.

Ataques contra el programa nuclear de Irán

El programa nuclear iraní ha sufrido ataques de diversa naturaleza, como sabotajes, embargos y atentados, que han buscado provocar su paralización.

Varios científicos que trabajaban en el programa nuclear de Irán o mantenían algún tipo de relación con el mismo han sufrido atentados. El primer ataque, del que se tenga constancia, tuvo lugar el 12 de enero de 2010 contra el científico nuclear Massoud Ali-Mohammadi, quien fue asesinado mediante una bomba explosionada a control remoto en Teherán. En total cinco científicos e ingenieros que trabajaban en el programa nuclear han sido asesinados. El último de estos ataques tuvo lugar el 27 de noviembre de 2020 en Teherán, en el que fue asesinado el científico nuclear Mohsen Fakhrizadeh[xxix]. En noviembre de 2011, una explosión en unas instalaciones próximas a Teherán mató a 17 miembros de la Guardia Revolucionaria, incluido el general Hassan Moqqadam, una figura clave en el programa de misiles balísticos

El programa nuclear de Irán también ha sido objeto de ciberataques. En marzo de 2010, los operadores de la planta de Natanz detectaron que en varias líneas de centrifugadoras sus rotores modificaron la velocidad sin control dejándolas fuera de servicio. La producción  de uranio enriquecido disminuyó de forma notable. Aunque los iraníes en ese momento no lo sabían, estaban siendo atacados por el malware[xxx] informático Stuxnet. El primer código informático malicioso que conseguía provocar daños físicos en una instalación industrial, pues hasta ese momento los ciberataques se habían limitado a dañar los ordenadores o a robar información. En este caso se estaba produciendo la destrucción material de las centrifugadoras, gracias a la novedosa forma de actuar del virus informático y a su capacidad de detectar y atacar su objetivo.

Los estudios posteriores de los expertos en seguridad informática confirmaron que el virus, tipo gusano[xxxi], Stuxnet había actuado desde 2009 en otras tres ocasiones en la planta de Natanz. En esas ocasiones, los problemas habían sido atribuidos a la mala calidad de las centrifugadoras y habían creado dudas sobre la estabilidad de la instalación y la viabilidad del programa de enriquecimiento. Los daños significaron la destrucción de aproximadamente un 10% de las centrifugadoras. Pero, a pesar de la confusión creada, el programa pudo continuar gracias a la gran cantidad de centrifugadoras disponibles. Los expertos occidentales estimaron que Stuxnet había provocado un retraso de al menos un año al programa de enriquecimiento de uranio iraní.

El último episodio de esta naturaleza ha ocurrido durante los primeros días de abril de 2021, la planta de enriquecimiento de Natanz ha vuelto a sufrir un nuevo ciberataque contra el sistema de control de la instalación. Irán, por el momento, no ha informado del alcance de este ataque que ha calificado como sabotaje, y del que ha culpado a Israel.

Conclusiones

Desde 1957 Irán ha perseguido de forma persistente y tenaz el objetivo de desarrollar su programa nuclear, que según las autoridades iraníes tiene una finalidad pacífica. Sin embargo, la comunidad internacional desconfía de que el programa tenga exclusivamente un interés civil, dado que existen  indicios que hacen sospechar de la intención de Irán de hacerse con armas nucleares. Numerosos informes de la IAEA han alertado de incumplimientos de las restricciones establecidas por el tratado de no proliferación nuclear NPT por parte de Irán.

Un momento esperanzador fue la firma del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) en 2015 durante la presidencia de Barak Obama. Mediante este acuerdo, firmado por el grupo de países denominado P5+1 e Irán, las autoridades iraníes se comprometieron a no desarrollar ni adquirir armas nucleares. Cuando parecía que se había alcanzado un acuerdo que contentaba a las dos partes y establecía los protocolos de verificación para evitar el desvío de las actividades nucleares a un programa nuclear militar, los Estados Unidos abandonaron unilateralmente el acuerdo. Sin embargo, la llegada a la presidencia de Joe Biden puede dar una nueva oportunidad a la diplomacia.

Referencias

Eisenstadt, Michael & Khalaji, Mehdi (2011), “Nuclear Fatwa. Religion and Politics in Iran’s Proliferation Strategy”, The Washington Institute for Near East Policy, Policy Focus # 115, September 2011, p. ix.

Kerr, Paul K. (2019), “Iran’s Nuclear Program Status”, Congressional Research Service, RL34544 December 2019, p. 36.

NPR (2018), “Nuclear Posture Review 2018”, Department of Defense of the United States, February 2018, p 13. https://media.defense.gov/2018/Feb/02/2001872886/-1/-1/1/2018-NUCLEAR-POSTURE-REVIEW-FINAL-REPORT.PDF


[i] IAEA por sus siglas en inglés: International Atomic Energy Agency.

[ii] NPT por sus siglas en inglés: Non-Proliferation Treaty.

[iii] El término ayatollah o ayatolá es un vocablo árabe que significa “señal de Dios”, es una de las posiciones más altas dentro del sacerdocio chií.

[iv] HEU por sus siglas en inglés: Highly-Enriched Uranium. El uranio enriquecido para la fabricación de un arma nuclear debe contener un porcentaje superior al 90% de isótopos de U-235.

[v] LEU por sus siglas en inglés: Low-Enriched Uranium.

[vi] Se estima que son necesarios partir de entre 220 y 250 kilos de uranio enriquecido al 20 % para obtener la cantidad de uranio altamente enriquecido para fabricar una bomba nuclear.

[vii] TRR por sus siglas en inglés: Teheran Research Reactor.

[viii] La principal característica de este tipo de reactor es el uso de agua pesada como moderador y refrigerante.

[ix] Proceso denominado gestión de ciclo cerrado, que consiste en someter al combustible gastado a un proceso mecánico-químico que permite separar el uranio y el plutonio.

[x] MRBM por sus siglas en inglés: Medium-Range Ballistic Missile (1000-3000 km).

[xi] SRBM por sus siglas en inglés: Short-Range Ballistic Missile (<1000 km).

[xii] El combustible sólido hace al misil menos vulnerable, ya que reduce el tiempo de carga previo al lanzamiento, es más fácil de manejar y su mantenimiento es más sencillo.

[xiii] IRBM por sus siglas en inglés: Intermediate-Range Ballistic Missile (3000-5500 km).

[xiv] https://www.iaea.org/sites/default/files/gov2011-65.pdf

[xv] Decisión que da un muftí a una cuestión jurídica.

[xvi] Estado del mineral de uranio resultado de una primera fase de su procesamiento, caracterizado por contener una variedad de óxidos de uranio.

[xvii] http://news.bbc.co.uk/2/hi/middle_east/2743279.stm

[xviii] UNSC por sus siglas en inglés: United Nation Security Council.

[xix] https://obamawhitehouse.archives.gov/the-press-office/videotaped-remarks-president-celebration-nowruz

[xx] https://www.nbcnews.com/id/wbna35343465

[xxi] https://www.globalsecurity.org/wmd/library/report/2014/iran_iaea_gov-2014-43_140905.pdf

[xxii] https://www.telegraph.co.uk/news/worldnews/middleeast/iran/9290648/UN-finds-evidence-of-27-per-cent-uranium-enrichment-in-Iran.html

[xxiii] CISADA por sus siglas en inglés: Comprehensive Iran Sanctions, Accountability and Divestment Act.

[xxiv] https://www.nytimes.com/2013/01/27/world/middleeast/defense-official-hints-that-israel-is-stepping-back-from-plans-to-unilaterally-attack-iran.html

[xxv] https://www.reuters.com/article/uk-israel-usa-iran-idUKBRE92D1EY20130315

[xxvi] JCPOA por sus siglas en inglés: Joint Comprehensive Plan Of Action.

[xxvii] El acuerdo JCPOA y sus anexos puede consultarse en: https://www.europarl.europa.eu/cmsdata/122460/full-text-of-the-iran-nuclear-deal.pdf

[xxviii] https://www.iaea.org/sites/default/files/21/03/gov2021-10.pdf

[xxix] https://www.forbes.com/sites/niallmccarthy/2020/12/03/timeline-the-killing-of-irans-nuclear-scientists-infographic/?sh=1e7351178b7b

[xxx] Malware: programa malicioso. Abreviatura de malicious software.

[xxxi] Gusano informático es un virus que puede infectar a otros ordenadores sin necesidad de acciones por parte del usuario.


Editado por: Global Strategy. Lugar de edición: Granada (España). ISSN 2695-8937

Miguel Campos Robles

Miguel Campos Robles es Teniente Coronel del Ejército de Tierra, antiguo alumno del Master en Estudios Estratégicos y Seguridad Internacional de la Universidad de Granada

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